
La entomología forense o médico
legal, es el estudio de los artrópodos asociados con cadáveres, se
utiliza, entre otros propósitos, para estimar el tiempo trascurrido
desde la muerte o intervalo postmortem (IPM) y la identificación de los
posibles traslados del cuerpo, así como las características de las zonas
de procedencia.
Los episodios entomológicos
postmortem, de modo resumido, inician con los dípteros, a continuación
suelen aparecen los coleópteros y durante un tiempo convivirán en nichos
diferentes coleópteros y dípteros, por ultimo convivirán, también en
nichos diferentes, coleópteros, ácaros y lepidópteros. Pero la propia
secuencia de colonización y las especies implicadas variarán en función
de múltiples parámetros, entre los que destacan la región biogeográfica,
la época del año y las características ambientales particulares del
hábitat en que se encuentre el cadáver.
El tiempo transcurrido desde la muerte es un asunto de crucial
importancia desde el punto de vista legal, para establecer culpabilidad
o para identificar a la persona desaparecida. Uno de los métodos para
determinarlo es la observación externa del cadáver, que incluye factores
como temperatura corporal, livideces cadavéricas, rigidez, signos de
deshidratación, lesiones externas, acción por animales e invasión de
insectos. En cuerpos humanos es estimado por varios métodos:
histológico, químico y zoológico. Sin embargo, transcurridas 72 horas,
la entomología forense es usualmente el mejor método y en muchos casos
el único para establecer el intervalo postmortem.
Existen dos métodos para determinar el tiempo transcurrido
desde la muerte usando la evidencia de los artrópodos, el primero
utiliza la edad y tasa de desarrollo de larvas; el segundo método
utiliza la sucesión de artrópodos en la descomposición del cuerpo. Ambos
métodos se pueden utilizar por separado o conjuntamente siempre
dependiendo del tipo de restos que se están estudiando. Por lo general,
en las primeras fases de la descomposición las estimaciones se basan en
el estudio del crecimiento de una o dos especies de insectos,
particularmente dípteros, mientras que en las fases más avanzadas se
utiliza la composición y grado de crecimiento de la comunidad de
artrópodos encontrada en el cuerpo y se compara con patrones conocidos
de sucesión de fauna para el hábitat y condiciones más próximas.
Historia de la entomología forense
La presencia de las moscas está documentada en escritos tempranos como
la “Tabla 14”, de la serie Harra-Hubulla (lista sistemática de animales
salvajes terrestres de la época de Hammurabi), hace unos 3 600 años. En
el se menciona por primera vez la “mosca verde” (Lucilia) y la
“mosca azul” (Calliphora), comunes en casos forenses. En las
civilizaciones antiguas, moscas y escarabajos aparecen como amuletos, en
sellos cilíndricos, como un dios, y como una de las plagas de la bíblica
historia del Éxodo, pero fue Aristóteles quien aportó datos anatómicos y
biológicos que describió y clasificó dentro del orden científico.
El nacimiento de la entomología médico criminal se produjo en
el siglo XIII, en China, cuando en 1235 A.C., Sung Tz’u, escribió un el
libro ”The Washing Away of Wrongs”, aquí aparece el primer documento
escrito de un caso resuelto por la entomología forense.
Fue hasta mediados del siglo XIX, en Francia, cuando la
ciencia surgió como tal. Orfila (1848), listó 30 insectos y otros
artrópodos que colonizaron un cuerpo, sus observaciones pueden ser las
primeras en sistematizar el conocimiento de la sucesión de artrópodos;
aunque a Bergeret (1855) se le da el crédito de aplicar este
conocimiento a un caso criminal, por evaluación de la fauna de insectos,
determinó el IPM.

J.P. Mégnin amplió y sistematizó los estudios publicando “La
fauna de las tumbas” en 1887 y “la fauna de los cadáveres” en 1894,
identificó ocho etapas de descomposición humana; los estados de
descomposición descritos fueron seguidos por Leclercq (1969), Easton y
Smith (1970). La ecología y el comportamiento general de las moscas de
importancia forense fueron tratados extensamente por Greenberg (1973) y
Putman (1983); la sucesión de fauna se estudió en varias regiones en
cadáveres no humanos, desde lagartos hasta cerdos, entregando
información de la estructura de la comunidad, orden de colonización,
estacionalidad y preferencias de oviposición de moscas de carroña.
La entomología médico criminal entró en una fase de rápido
crecimiento y desarrollo a partir de las reseñas de Leclercq (1978),
Nourteva (1977), y se convirtió en una disciplina exacta referida a la
teoría y práctica forenses. Los precursores han sabido integrar
entomología y ciencia forense, y los criminólogos han rescatado muchos
detalles hasta obtener conclusiones útiles y una visión holística del
tema.
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